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Internet ¿El último paraíso fiscal?.

Esta ha sido una pregunta que hace mucho tiempo me he hecho, acaso ¿queda algún territorio offshore que todavía posea anonimato, nula tributación y cero cooperación con otras legislaciones en cuanto a información de contribuyentes se refiere?

Internet ¿El último paraíso fiscal?
Internet ¿El último paraíso fiscal?

Actualmente, es bien sabido por muchos que el COVID-19 ha afectado no solamente las estadísticas en materia de salud, sino que también ha transformado el doing business para muchas empresas, que dejaron atras la manera tradicional de hacer negocios, para adentrarse dentro de la digitalización.

Empresas técnológicas.

Los restaurantes han sido deborados por las Dark Kitchens, pasando a ser algo secundario aquello de vivir una experiencia única y enriquecedora, donde los comensales llegaban no solo a degustar los platos del lugar, sino todo lo que ofrecía el lugar, para pasar a ser sustituidas por el delivery que ofrecen algunas plataformas como Doordash® o Uber Eats®.

Los centros comerciales, se han visto sumamente afectados desde hace años por el e-commerce, siendo la pandemia simplemente un acelerador de una crónica anunciada, que tanto el New York Times®, en su artículo Never Mind the Internet. Here’s What’s Killing Malls («No importa Internet. Esto es lo que está matando a los centros comerciales»), indica que el e-commerce ha crecido debido a que los gustos de los consumidores ha cambiado, pues estos demandan más inmediatez y rápidez, además de seguimiento y una experiencia, donde el cliente es primero, segundo y tercero, tal como Amazon® brinda. Así mismo Forbes®, en su artículo Online Shopping Is Killing Physical Stores (Las compras online están asesinando las tiendas físicas), nos indica que el crecimiento del e-commerce ha sido tanto que ha acaparado más ventas un Cyber Monday que un Black Friday.

De la misma manera, está pasando con las criptomonedas, las cuáles han crecido tanto que han movido grandes cantidades de dinero, incluso mayores que lo que muchos bancos centrales pueden mover en un día, por ejemplo, a la fecha de escritura de este post, se ha realizado una transferencia de 55 millones de dolares, producto de la moneda XLM®, en un solo wire.

Igual sucede, al tomar un taxi a traves de cualquier plataforma como UBER®, ha desplazado al tradicional taxista concesionario de una autorización para ruletear en determinada ciudad.


Regulación.

De todos estos ejemplos que he puesto, hay muchos que han tenido intentos de regulación y han tributado, más por obligación moral que por obligación fiscal, para poder frenar el impacto reputacional que pudiera generar un incumplimiento fiscal. Pues, recordemos que estos «Cowboys» no ven el verdadero negocio en el producto o servicio que comercializan, sino más bien en la Initial Public Offering (IPO) u oferta pública inicial, que por las expectativas de negocios, los hace un prospecto competitivo o riesgoso, eso depende del uso o no de contabilidad creativa, pero ese es tema de otro post.

Tributación.

Sin embargo, esta tributación no siempre recae en la empresa sobre sus utilidades como tal. Veamos:

  • Es muy bien sabido que para todos los que revisamos bien el estado de cuenta de nuestras tarjetas, por servicios de delivery de comidas, compras en línea, servicios de taxi o compra de Bitcoin®, lo más seguro es que a quien le estamos pagando sea una empresa ubicada en Irlanda, Suiza, Estonia u otro país con un régimen preferencial. Pues, aunque las empresas posean una filial que les de presencia y tributen en el país de percepción del pago, como el tuyo o el mío, siempre pueden desviar el IP de la pasarela de pago, para que en determinado porcentaje de transacciones, caigan los pagos en otra jurisdicción, sin pasar tan siquiera por la contabilidad. Así, las ganancias que logran obtener en el país de donde se recibe el pago, los pueden netear con los costos operativos que la operación posee en ese territorio.
  • En lo que respecta a los intangibles, supongamos que la titularidad de estos no está centralizada en el país de operaciones, menos en el país que recibe el pago online por el servicio o producto, sino que a lo mejor en algún país, que posea un régimen tax sandbox, como Irlanda, donde los ingresos por regalías o royalties, están supeditados a un régimen simplificado de tributación de a lo sumo un 5%. Lo cuál hace, que la tributación por esos pagos, sea mínima.
  • En el caso que haya algún Withholding Tax, por el pago de regalía. Supongamos que, aumentan el costo del pago de los royalties, para que la suma de la retención y el pago real, sirva como gasto en su totalidad. También podemos suponer que, solo vayan registrando ese pago, para provisionar el mismo y así lo deducen del ejercicio fiscal como gasto sin hacer la erogación de pago, para que luego en un futuro, neteen esa provisión con alguna capitalización de pasivos.

Precios de transferencia.

  • En materia de precios de transferencia, el dolor de cabeza para las administraciones tributarias, no deja de ser menor. Por cuanto, este tipo de empresas, por su alto nivel de integración de intangibles, patentes y/o secretos empresariales, manejan una gran cantidad de tecnicismos que hace imposible poder obtener comparables fidedignos y abiertos, quedando así las administraciones tributarias, solamente supeditadas a lo que plasme el estudio presentado por las compañias, que a lo mejor serán fórmulas escogidas con pinzas y con un enfoque de pérdidas…



¿Es internet el último paraíso fiscal?

Para poder responder esto, debemos primero tratar de acercarnos a las caracteristicas de un paraíso fiscal:

  1. Bajo nivel impositivo y gastos públicos muy bajos. En el caso del internet, permite a través de una estructura previamente diseñada, tener un impuesto fiscal conglobado por la operación, casi nulo. En temas de gasto público, es claro que el internet carece de ello.
  2. Estabilidad política. La estabilidad que permite el internet para este tipo de negocios es formidable, pues es lejos de las decisiones políticas, siendo las jurisdicciones tan prescindibles como un empleado más.
  3. Secreto financiero y bancario. Es bien sabido que el internet permite obtener este secreto de manera muy cómoda.
  4. Impunidad judicial. La jurisdicción de un juez en internet llega hasta sus fronteras físicas, por lo tanto, están atados de manos para actuar.

Siendo así, ¿que piensas? ¿Internet es el último paraíso fiscal?

Deja abajo tus comentarios.

Mientras tanto, nos seguimos por estas vías.


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