A menudo he escuchado a muchas personas utilizar estos conceptos como sinónimos. Sin embargo, estos no contienen las mismas connotaciones. Veamos,
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GENERALIDADES
Por un lado, es muy importante poder definir la diferencia entre ambos conceptos para poder delimitar, por asuntos tributarios y financieros, los alcances de cada concepto. Por cuánto, una empresa que tiene previamente identificado sus gastos, puede mejorar su retorno de inversión, tanto para los inversionistas, como para los stakeholders. Sin embargo, una clara identificación de los costos puede hacer que los procesos de producción sean mejorados, optimizados o maximizados.
Por lo tanto, de los conceptos anteriores ¿podemos inferir que el gasto está mayormente relacionado a la parte administrativa de la empresa y los costos al proceso productivo? Sin embargo, no es así, por lo menos no necesariamente, veamos:
Primeramente, hay mucha confusión por que ambos son money out, es decir salida de dinero de las arcas de la empresa.
Por un lado, lo que diferencia al costo del gasto, es que el costo está directamente relacionado con el proceso de producción, de manera que el costo siempre va a estar inmerso dentro del valor total del bien, sea esta producido o comercializado. Por el otro lado, el gasto no se incorpora al valor producto o del bien producido o comercializado.
En otras palabras, el costo es la inversión que se hace en el producto, en tanto el gasto es el desembolso en actividades relacionadas con el funcionamiento de la actividad necesaria para la producción. Por ello, podemos decir que el costo es una inversión que se espera recuperar, con la venta del bien o producto y el gasto es la erogación necesaria para administrar esa inversión.
DEFINICIÓN DE COSTO.
Dicho lo anterior, podemos definir el concepto de costo, como las erogaciones realizadas para poder producir un bien o brindar un servicio, entre ellas podemos definir los costos de materia prima, insumos, mano de obra, energía eléctrica, transporte de materia prima, etc.
Acá, lo más importante es poder incluir toda erogación que termina haciendo parte del producto final o servicio prestado de forma directa. Sin embargo, acá hay que diferenciar de costos directos y costos indirectos, pues los costos indirectos es lo que comúnmente nosotros conocemos como gastos.
DEFINICIÓN DE GASTO.
En ese sentido, por gasto entenderíamos al conjunto de erogaciones destinadas a la distribución o venta del producto y a la administración e incluso al mantenimiento de la planta física o instalaciones de la empresa, tales como oficinas administrativas, galeras o bodegas, transporte y logística de distribución, gastos de representación de gerentes de ventas, salarios de administración, entre otros.
En el gasto se pueden clasificar aquellas erogaciones que no se pueden identificar de forma directa en el producto final porque no participó en su construcción.
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CONSIDERACIONES NECESARIAS.
Por todo lo anterior, podemos decir que la diferencia ha quedado clara:
“El costo es la erogación en que se incurre para fabricar un producto. El gasto es la erogación en que se incurre para distribuirlo y para administrar los procesos relacionados con la gestión, comercialización y venta de los productos, para operar la empresa o negocio”.
Por ejemplo, supongamos una empresa que fabrica inodoros. Cada inodoro requerirá de cierta cantidad de porcelana, arcilla, energía eléctrica, hornos, operadores de los hornos, seguros y fletes para la materia prima, empaque. También requerirá material para ser empacado. Hasta aquí todas las erogaciones se pueden considerar como costo. Ahora ya el tornillo está fabricado, empacado y almacenado listo para ser comercializado.
Una vez el tornillo terminado se encuentra en la bodega, toda erogación en que se incurra en adelante, se constituirá en un gasto.
Para vender esos tornillos habrá que pagar transporte, almacenamiento, teléfono, pagarle al vendedor, a la recepcionista, al gerente, al contador público y al abogado, etc. Todas esas erogaciones se consideran como gastos.