La contabilidad de costos es por mucho el mejor escudo fiscal que la práctica me ha dejado observar. Sin embargo, muy pocos reconocen el gran valor que posee esta técnica contable.
A lo largo de los años que estuve como abogado tributario litigante y como asesor fiscal. Siempre pude ver la alta tendencia a emular gastos, crear obligaciones innecesarias, traspasar activos, crear seguros back to back, implantar comparables, fraccionar operaciones, entre otros. No obstante, siempre se los repetía a mis clientes, amigos y sobre todo a mis alumnos en los cursos que impartía sobre fiscalidad:
“El mejor escudo fiscal está en la contabilidad de costos”.
Sí sos alguno de ellos, seguro recordarás esta otra frase que también utilizaba:
Sin embargo, hay muy pocos contadores que dominan el arte de la contabilidad de costos.
Lo anterior, es muy cierto y te explico ¿por qué? En la contabilidad de costo es donde debería tener que residir el panorama real y concreto de todos los gastos directos e indirectos que posee una empresa al producir un bien o brindar un servicio. ¿Por qué utilizo el término debería en vez de uno afirmativo? Sencillamente, por las razones que expliqué en este post: “Los estados financieros no sirven para nada”.
Siendo así, creo que ya puedes notar la importancia de la contabilidad de costos. Por ejemplo: En la elaboración de un producto, no solamente debes considerar el costo de la materia prima y los materiales para producir ese bien, sino que también se debe incluir el costo prorrateado del salario de los empleados, depreciación de maquinaria, luz eléctrica, logística de distribución de bien, impuestos, etc., etc., etc.
Ahora, si bien es cierto que costo y gasto no son la misma cosa. Es importante rescatar que la mayoría de las legislaciones tributarias indican que, para efectos de deducción del Impuesto sobre la Renta, se aplican los costos y gastos incurridos para generar más renta. No obstante, hay que tener muy claro que la mayoría de los elementos que constituyen el costo, están presentes en el producto terminado, es decir son medibles cuantificables e identificables, por ejemplo:
- Para la producción de un martillo, puedo medir la cantidad de hierro utilizado, el caucho empleado en el mango, las horas hombre pagadas, la energía consumida, el espacio de almacenamiento de la bodega para las materias primas, etc, etc.
Con todo lo anterior, es importante resaltar que como los costos y gastos se pueden volver erogables ante los ojos del fisco, es acá donde los contables pueden hacer el magic number, es decir, lo que en informática se conoce como “Valores únicos con significado inexplicable o ocurrencias múltiples que podrían (preferiblemente) ser reemplazados con constantes nombradas”. Es decir, que los números se acomoden a los objetivos buscados.
Por todo esto y algunas cosas más, es que en la contabilidad de costos, cuando de impuestos se trata, es donde puede ocurrir el más grande y morboso despilfarro de creatividad o bien el más atinado estado de concentración para poder realizar practicas contables legales o prácticas contables ilegales, siendo la línea entre ellas, muy delgada.
Es por esto, es que me sorprende que muchos de los escudos fiscales en el buen sentido de la palabra, que las empresas actualmente utilizan, lo hacen desde una óptica equivocada y errada, es decir caen en supuestos de evasión fiscal o defraudación tributaria. No utilizan el criterio de economía de opción, que les da la ley para aprovechar los espacios legales para reducir el impuesto sobre la renta.
En este caso, en lo personal he tenido la oportunidad de ver muchos ejemplos, tales como el caso de la Fiscalidad en Inversiones de Activos Biológicos que te hable en este post y que también puedes ver en nuestro canal de Youtube, Tax Pills. Donde hacemos mención a la manera que se llevan la contabilidad de activos biológicos y la forma en la que se registran contablemente todas las erogaciones permitidas por la ley, pudiendo de esta manera, por medio de una contabilidad de costos, incrementar la magnitud del escudo fiscal que por depreciaciones de activos se pueden aprovechar.
Sin embargo, no es el único ejemplo que puedo proporcionar. Pues, también tenemos otros como el de la contabilidad de costos de una empresa productora de bienes de porcelana, donde se importa la materia prima, se incluye en el costo la mano de obra, consumo de energía y el costo de almacenamiento, tanto de los productos finalizados, como de los productos defectuosos. Sin embargo, no solamente he visto que incluyen este costo, sino que tampoco eliminan el costo ocioso productivo. Es decir, el costo de la capacidad ociosa productiva de las máquinas, hombres, bodegas y activos. Veamos:
- Tributariamente, podes deducirte todos aquellos costos y gastos relacionados con la generación de rentas. Sin embargo, a nivel de fisco, es probable que sí tienes una bodega arrendada y la misma, no la estas utilizando a una capacidad de un 100% para la generación de rentas, este gasto no sea deducible de impuestos.
- En el caso de flotas vehiculares, ocurre lo mismo, pues cuando tienes vehículos en leasing, que pueden ser para tu logística, bien sea de distribución o de adquisición de materias primas, puede suceder que estas no las utilizas al 100% y por lo tanto el costo de esa cuota del leasing o esa depreciación, pueda ser dubitada por la administración tributaria.
Sin embargo, los anteriores enunciados, se pueden compensar con una correcta categorización de costos, es decir como por ejemplo, el costo de depreciación de herramientas, activos intangibles, categorización o recategorización de sistemas de inventarios, que pueden traer muchas oportunidades de largar o reconocer costos indirectos que probablemente no estas considerando.
Siendo así ¿Qué piensas? ¿Qué costos crees que pueden aprovecharse para erogar el impuesto sobre la renta?